SAN SEBASTIÁN
Sucesivamente llamada San Sebastián, Galileo, San Sebastián. La Corporación republicana de 1931
sustituye el nombre de 'San Sebastián' por el de 'Galileo', que figura en un callejero de 1931 a efectos
del arbitrio de plusvalía, donde aparecen como transversales la Plaza de Pablo Iglesias y las calles
General López Ochoa y Santa Elvira.
El 9 de noviembre de 1934 se llama otra vez San Sebastián. El 5 de diciembre de 1933 (f. 5 vto.) se
aprueba un proyecto del famoso arquitecto Juan Talavera para la construcción de un Grupo Escolar «en el
antiguo Cementerio de la calle Galileo con 16 grados y 8 talleres». El 30 de enero de 1934 (f. 43) se le
impone a este Colegio el nombre de «González Sicilia»: D. Ramón González Sicilia era Director General de
Primera Enseñanza y el Ayuntamiento quiso agradecerle así, como se reseña en el acuerdo de 26 de
diciembre de 1933 (f. 16) el interés que puso en conceder la subvención que se le pidió para construir
este colegio y el que se edificó simultáneamente en la calle Enrique de Mesa, hoy Real Utrera colegio
«Vicente Aleixandre».
El 13 de marzo de 1934 (f. 69) se adjudica su construcción al contratista Francisco Martínez Femández.
Jesús Barbero (La Semana 2017) amplía información sobre esta calle: «La que podemos considerar como la
'columna vertebral' del popular barrio de San Sebastián se asienta en lo que desde antiguo se denominó
como camino del Chamorrillo, que partía del sur de la población y desembocaba en la vereda de
Quintanilla, pegando con el término municipal de Alcalá de Guadaíra. En el último tramo de la calle San
Sebastián (mucho más ancho que el inicial) podemos apreciar con claridad la anchura que poseía el
antiguo camino, pues en esa zona se respetó el trazado de la vieja vereda.
La primera referencia a
esta
calle la encontramos en el padrón parroquial confec cionado en 1883, momento en el cual vivían en ella
ocho familias y las pocas casas que existían (siete en total) aún estaban sin numerar. Teniendo en
cuenta que en el anterior padrón parroquial que se conserva (fechado en 1878) no se registra la
existencia de la calle San Sebastián, debemos presumir que su aparición 'oficial' debió producirse en
los primeros años de la década de 1880. En cualquier caso, merece la pena recoger el nombre de los
vecinos 'fundadores' de esta vía: Juan Barbero Jiménez con su mujer Elvira Franco Domínguez y sus tres
hijos (Rosa, Manuel y Francisco Barbero Franco); Juan Rubio Añe y su esposa Rosa Díaz Alanís y dos hijos
(José y Manuel Rubio Díaz); Pedro Barbero Rivas con su esposa Trinidad Rubio Díaz (hija del anterior
matrimonio citado); Sebastián Moreno López con su mujer Ana Rubio y Rubio y su hijo José Moreno Rubio;
Manuel Busto Crespo con su cónyuge Dolores Díaz Madueño y sus cinco hijos (Dolores, Manuel, José, Juana
y Rosario Busto Díaz); Miguel Rubio Durán, viudo de 79 años de edad; Manuel Domínguez Rodríguez, su
esposa Marta Jiménez Díaz y sus dos hijos (Manuel y Marta Domínguez Jiménez); y, por último, Juan
Vázquez Reina con su mujer Dolores Domínguez Jiménez y su hijo Francisco Vázquez Domínguez, por cierto,
el benjamín de la calle pues apenas contaba
un año de edad.
Desde que surgiera allá en las últimas décadas del siglo XIX, la calle tomó el
nombre de
San Sebastián por ubicarse en lo que antaño se denominaba el Ruedo de San Sebastián (por encontrarse
junto a la ermita del Patrón de la villa) . Proclamada la II República en 1931, las autoridades locales
procedieron a retirar del nomenclátor nazareno todas las referencias religiosas, por lo que esta vía
pasó a llamarse Galileo, en honor al célebre astrónomo italiano. Sin embargo, tras el alzamiento militar
de julio de 1936, la calle retomó su primera denominación, que ha conservado hasta nuestros días. Aparte
de la denominación oficial, posee otros nombres populares, como no podía ser de otra manera. Por un
lado, se la conoció como calle de 'El Ejido Chico', en contraposición de la actual calle El Ejido que
era llamada 'El Ej ido Grande'. Pero si por algún nombre es conocida por todos los nazarenos es por
calle 'Pachico', por ubicarse en ella la droguería de Francisco Rodríguez 'Pachico '. Tanta fama llegó a
tener en el pueblo que pronto dio 'nombre' a la calle donde se ubicaba, llegando hasta nuestros días,
cuando ya no queda ni rastro del negocio.
En 1891, se procede a la numeración de las viviendas, que seguían siendo siete (las número 1, 3, 2, 4,
6, 8 y 10), y muy pocos años más tarde, ya a principios del siglo XX se comienzan a dividir en pequeños
lotes los terrenos baldíos existentes en la vía, ven diéndose, principalmente, ajornaleros con escasos
recursos . Al encontrarse muy cerca el cementerio de San Sebastián, por razones de superstición los
terrenos circundantes (y en concreto los de esta nueva vía) no eran de lo más apetecible para la clase
pudiente de la villa, por lo que el precio de dichos terrenos era a todas luces barato y asequible para
los jornaleros y braceros . Pronto (desde la década de 1920), se convirtió en lugar de paso muy
frecuentado por aquellos que vivían en barrios como la Jarana o del Saco, que querían ir al centro de la
villa (sobre todo para ir al mercado de abastos), característica que ha mantenido hasta nuestros días.
En los años 50, se procede al singular adoquinado del primer tramo de la calle, que dejará de ser una
típica calle de albero muy común en nuestra entonces villa . Y tras la peatonalización de La Mina, en
1982, se hizo lo mismo con el tramo de la calle San Sebastián que llega hasta la confluencia con
Goyeneta. Tal decisión marcó, aún más si cabe, el carácter comercial de esta vía nazarena. El resto
quedó asfaltado y abierto al tráfico rodado, pero no sería por mucho tiempo, pues en 2007 se procedió a
la peatonalización de toda la calle San Sebastián. Se aprovechó entonces para plantar árboles en la
parte comprendida entre Mena Martínez y Portugal , y colocar bancos y algunas baldosas con el escudo de
la ciudad, dándole el aspecto que hoy en día podemos apreciar.
Casi desde sus inicios, la calle contó con numerosas tiendas de comestibles y otros establecimientos que
fueron abasteciendo al incipiente barrio de San Sebastián. Pero no sería hasta la década de 1940 cuando
comenzaron a proliferar los comercios a lo largo de esta vía, hasta convertirla, en las últimas décadas
de la pasada centuria, en una de las principales vías comerciales de nuestra ciudad . Para que se tenga
una idea de la cantidad de comercios que existieron en ella, pasamos a enumerar algunos. En los años 40,
Josefa Pérez Mejías, Dolores Díaz Velasco y Juan Vázquez Martínez poseían carbonerías, mientras que
Encamación Salguero García regentaba una frutería. Por su parte, Agustín Rodríguez Alcocer y Francisco
Márquez Gómez tenían cada uno un bodegón, este último muy cerca de la calle Campoamor. Tiempo después,
en la esquina con Jesús del Gran Poder, se abrió el desaparecido bar Nicasio, y en 1959 y 1960 se
inauguraron dos establecimientos con solera: 'Tejidos San Sebastián ' joyería 'Alba', que
afortunadamente aún continúan abiertos. No corrieron la misma suerte otros dos comercios 'históricos'
muy conocidos, como fueron la droguería 'Pachico' y la papelería 'Santa Marina '. La lista de comercios
es más larga, pero por falta de espacio no la reseñamos. Baste decir que hoy en día podemos encontrar
numerosos comercios de alimentación, textil, bares, estanco y administración de loterías. agrupados la
mayoría de ellos en una asociación de comerciantes.
Uno de los más destacados vecinos de esta céntrica vía nazarena fue, sin duda. Francisco Rodríguez
Álvarez (1898-1976), conocido en el pueblo como 'Pachico'. Debía su peculiar apodo al hecho de que, al
parecer, su abuelo paterno, Manuel Rodríguez García, sentía especial predilección por él y siempre
decía: «Todo lo que tengo, para mi nieto el chico, todo pal chico». Y de ese 'pal chico' derivó en
'pachico . Tras el servicio militar, entró a trabajar en la droguería de Juan Ríos, situada en el número
11 de esta calle, y andado el tiempo se hizo con el negocio, naciendo así la droguería 'Pachico', que
tuvo gran renombre en Dos-Hermanas. Fue hermano mayor de la hermandad de la Vera-Cruz de nuestra ciudad
entre 1947 y 1949. Otro ilustre vecino fue Antonio Silva Molano (1865-¿?), quien durante unos años
trabajó en la fábrica de tejidos de yute de Alpériz. Ha pasado a la Historia local por ser el único
hermano mayor que tuvo la efimera hermandad de la Asunción a los Cielo (1913-1916), establecida en la
capilla de San Sebastián, aunque fuera fundada en el propio domicilio de Silva, en la calle San
Sebastián. Por último, no podemos dejar a un lado la figura de Rafael Hervás López (1817-1917), que
residió durante buena parte de su vida muy cerca de la capilla del Santo Patrón de nuestra ciudad.
Hermano mayor también de la hermandad de la Vera-Cruz (1886-1898), entre 1881 y 1909 fue el guarda del
cementerio de San Sebastián y capiller de la referida capilla. Murió, según se apunta en su partida de
enterramiento, a la edad de cien años, una edad más que considerable teniendo en cuenta la corta
esperanza de vida en aquella época.
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